“Toda mala decisión que tomo, va seguida de otra mala decisión”. Estas palabras del Presidente Truman nos dejan entrever cuan fundamental es valorar nuestras acciones y crear un proceso de toma de decisiones flexible y creativo.
Nuestra oficina de farmacia nos hace vivir a diario situaciones, más o menos conscientes, en las que es necesario tomar decisiones.
Ocasionalmente, la falta de información, los objetivos poco claros, el poco tiempo y la tendencia (habitual) del ser humano a no arriesgarse, hacen que podamos mejorar nuestra forma de tomar decisiones y en definitiva de elegir alternativas.
Las decisiones razonables provienen de una comprensión y análisis de la situación, evaluación y valoración de las alternativas y actuar una vez escogido el camino. ¿Por dónde empezamos?
Como en cualquier proceso, el orden de nuestras intervenciones es importante y en cada caso deberemos de contextualizar. Así, si la decisión implica a nuestro equipo de trabajo y/o pacientes, trataremos de forma transversal sus emociones a la hora de tomar una decisión. Pero si se trata de tareas y funciones, seguiremos el siguiente proceso de decisión:
- Reconocer que hace falta tomar una decisión y que esta implica un cambio
- Tener claro que es lo más importante
- Elaborar un listado de ideas posibles
- Evaluar pros y contras de cada idea
- Elegir una de ellas
Imaginemos que debemos tomar una decisión sobre cómo mejorar nuestro negocio.
Para aplicar el proceso anterior deberemos empezar por decirnos que es normal y necesario hacer cambios para mostrar un valor añadido a nuestro cliente, que ello nos aportará ventajas y que cuanto antes abordemos la situación, antes saldremos de dudas.
Para tener claras la a prioridades y objetivos deberemos razonar que queremos conseguir con ello y recordar que situaciones nos han llevado a plantearnos que debemos tomar una decisión.
Seguidamente confeccionaremos una lista, a modo de lluvia de ideas, sin llegar a juzgar su aplicabilidad. Por ejemplo, imaginemos que la lista de acciones de mejora del negocio pasa por ampliar espacio, crear sinergias con otro negocio, ampliar gama de productos y crear una tienda on-line. No nos importa si la idea no es nada aplicable, siempre podremos sacar algo de ella. En el caso de crear una tienda on-line, esto nos podría llevar a tener un servicio de atención a domicilio para personas mayores.
El listado, en definitiva, deberá ser lo más extenso posible para valorar beneficios y consecuencias negativas de cada alternativa. Esta fase nos impedirá actuar impulsivamente y podremos, incluso, dedicarnos a recoger información y opiniones diversas.
Y con esto, ¡Ya lo tenemos! Deberemos escoger una opción.
Tener un proceso para algo tan cotidiano como el tema que nos ocupa es importante para superar la tendencia a procrastinar o la de actuar sin pensar.
Tomando decisiones con este método mejoraremos nuestra profesionalidad y capacidad de éxito.